martes, 10 de noviembre de 2009

Noche en sus labios.

Doce de la noche y me toca coger un autobús directo a Madrid. Voy con él y ella, ávidos de una noche sin arrepentimientos y dispuestos a dejarse llevar por un cuerpo bonito recorremos el camino que nos lleva a la reunión del vicio, mientras comentan acerca de quién es o deja de ser más atractivo.
Una menos cuarto y nos presentamos en la puerta de donde se reúne (o deberían reunir) las mentes ilustres de esta ciudad. Espiral pop, como de costumbre acogedora. Cinco tercios después me dejo llevar, y me invade ese sentimiento de evasión y expresión. Con la puerta abierta, me dedico a viajar por las mentes de mis acompañantes apreciando sus miedos, sueños e ideologías varias. Habilidad que hace que las conversaciones fluyan mejor y permitiendo a ellos ver como soy realmente, situación que, visto lo visto, no les termina de desagradar.
Continúa la noche en otras tabernas de descontrol de la llamada Chueca de Madrid. Conforme caminas por las calles ves grupos de gente de lo más pintorescos: bohemios, transexuales, drogadictos, etc.
Llegamos a By y se produce un destello. Y en el parking de la plaza, estalla el descontrol. Señalándome como creador de la evasión, me dedico a hacer lo propio.
Minutos más tarde me despido de ella y se descontrolan los sentimientos.


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